Si bien he seguido leyendo los capítulos en orden esperé
al lunes para publicar los que tenía pendientes.
En el
capítulo 3 el Quijote cumple su sueño de convertirse en caballero claro que no
es de la manera estipulada pero logra velar las armas obviando ciertos detalles
como la falta de una capilla, de dinero y de pasar la noche entera. Quienes lo
acompañan en el gesto le siguen el juego aunque todos lo consideran un poco
“tocado”, invadido de una extraña locura. Tal es el apego del Quijote a la
fantasía que como no se mencionan en las obras de caballería el dinero y otros
temas, él no lo consideró ni siquiera en la planificación de su salida a la
aventura.
A pesar de
todos los contratiempos, cuantos más obstáculos tendrá más se sube por los
humos, comienza su aventura junto a su caballo Rocinante.
En el
capítulo siguiente, el recién estrenado caballero se enfrenta con su primera eventualidad.
Todo caballero debe proteger a los débiles y es así que defiende a un siervo de
los azotes de su dueño presentándose como:
Yo soy el valeroso don Quijote de la Mancha, el deshacedor de
agravios y sinrazones.
Cada obstáculo
que enfrenta, como mencionamos, catapulta al caballero al a fantasía: “su ordinario remedio, que era pensar en
algún paso de sus libros”. Como un obra de teatro de improvisación, cada gesto,
cada palabra le recuerda ciertos pasajes de novela y ahí mismo integra a la
fuerza a quienes tiene a su alrededor pero solo es una obra que él entiende.
El Quijote por Gustave Doré (fuente)
Todo caballero, además de
defender a los débiles, tiene que loar a su dama y pelear por su honor si fuese
necesario y esta fue su segunda aventura pero que terminó en una paliza que lo dejó tirado sin poder moverse
por el peso de su armadura y por los golpes. En el piso y con la armadura
abollada comienza a visualizarse como un personaje. Un labrador lo reconoce y lo lleva a su casa viendo que el hombre no
solo estaba golpeado sino que había perdido la razón y así hablaba sobre
Dulcinea, la labradora:
“…la linda Dulcinea del Toboso, por quien yo he hecho, hago y haré los
más famosos hechos de caballerías que se han visto, vean ni verán en el mundo”.
Ya en su
casa sus parientes y amigos, entre ellos el cura, quienes están preocupados por
su salud mental, comentan que el mal que
padece es a raíz de la lectura prolongada de los libros de caballería.
Veremos
cómo se libra el Quijote en los próximos capítulos y logra retomar sus
“aventuras”. ¿Será el aburrimiento lo que impulsa al Quijote a desear otra
vida? Admiro a este hombre por el coraje de construirse a sí mismo.
Gabriela Lago –
Owiwi Owo
Me encanta la manera en la cual relatas los capítulos, es un muy buen pasatiempo combinar tu lectura con tus publicaciones conforme vas avanzando. Me encanta tu blog, es hermoso! me encantaría que visitaras mi blog significaría mucho para mi. Buena suerte! :)
ResponderEliminarGracias Andy! Desde que abrí el blog disfruto de manera diferente mis lecturas. Ya me estoy pasando por tu blog para leerte. Besos. Gaby
EliminarNo creo que sea el aburrimiento. Pero lo que está claro es que nosotros no nos aburrimos con sus andanzas.
ResponderEliminarBesotes!!!
La verdad que me hace reír mucho con sus ocurrencias. Besos.
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