“Diario de una buena vecina” narra la amistad entre
varias mujeres centrándose sobre todo en Janna (Jane) Somers y Maudie Fowler.
La primera es una mujer profesional, dirige una revista femenina llamada Lilith,
es viuda y ha sufrido la muerte de sus
seres queridos como si fuera un tema de agenda. Maudie es una anciana de
noventa y dos años que vive sola en una casa en ruinas, que ha sufrido una vida
de hambre, maltrato y soledad. La historia transita en los años 70 y está escrita
como el diario de Janna, diario que le permite ordenar sus ideas, analizar su
vida: “No dejo que mis pensamientos se evaporen, los anoto, los presento, reivindico una visión externa.
Es lo que ahora hago. Advierto que, mientras escribo este diario, tengo en
cuenta esta mirada observadora”.
A lo largo
de la obra, se recorre el tramo desde las antiguas damas de caridad de clase
alta de siglos pasados hasta las Buenas Vecinas, que la autora explica como:
“Resulta que el Ayuntamiento emplea a mujeres, por regla general entradas en años,
que van a las casas de ancianas a tomar una taza de té, o ver si están bien: no
hacen gran cosa, pero las vigilan”.
Doris Lessing nos adentra, por
medio del contraste, en una historia profunda, donde la amistad entre mujeres
es una constante, la mirada femenina sobre el cuidado de los otros. Además,
puede leerse como una crítica a los modelos impuestos al género femenino, al
machismo, a las relaciones familiares y matrimoniales.
El proceso del envejecimiento
está tratado de una manera cruda pero sin golpes bajos. Narra con detalles las
formas en cómo los ancianos son tratados en nuestra sociedad, abandonados por
sus familiares a la espera de que mueran de manera rápida y que los liberen de
tener que cuidarlos así como de la
visión de la decrepitud. La autora pone al descubierto la trama de los
profesionales que sostienen la vejez como los trabajadores sociales, personal
contratado por el gobierno para acompañarlos en sus casas, enfermeras, médicos.
Expone la crueldad de apartar de la red familiar a quienes están en sus últimos
años de vida, para morir, como se muere en nuestra sociedad, en la soledad de
una camilla, entre las paredes asépticas de los hospitales, ya olvidados, casi
enterrados.
Me fue imposible no relacionar el
padecimiento de los ancianos con el de familiares queridos; la forma como describe las imposibilidades de
ir al baño, de higienizarse, de poner comida en un plato, se me hizo vívida. La
autora narra de manera tal que uno observa una película, describe los detalles
justos, coloca el lente en ciertos aspectos que nos permiten entrar
directamente en la vida de todas esas mujeres que sufren, incluso
anticipadamente, la soledad de la vejez y el abandono.
○ Todo cuando sé
es que ahora lo veo de una manera distinta a como lo veía mientras lo estaba
viviendo.
○ Ahora sé que no
me preguntaba cómo era, sino cómo se me juzgaba.
○ Una de las cosas que pienso es que si perdiera mi
empleo, no me quedaría mucha vida propia.
○ -Eso es lo más
importante –dijo-, aprender. Es lo que hace la diferencia entre una persona y
nada. Eso y una casa propia para vivir.
○ ¿Juzgaremos a la
gente por sus maravillosos pensamientos?
○ Cuánto errores cometo cuando intento hacer lo que está
bien.
○ Advierto que uno se acostumbra a todo.
○ La razón por la cual las chicas de hoy se unen en
rebaños, mandas y tropeles y pasan de los hombres totalmente, o en la medida de
sus posibilidades, es porque temen…ese poder, o lo que sea, que tienen los
hombres.
○ Hay mucho que decir a favor de un corazón helado.
○ No, es una enfermedad nacional. Está por doquier, como
una plaga. Reuniones, charlas, es la manera de no hacer nada. Es su vida social. Son gente que está sola, la
mayoría, sin adecuadas salidas sociales. Por tanto, reuniones.
○ La soledad, aquel gran don, depende de la salud, o de
una aproximación a la salud.
○ El tiempo no espera a nadie.
○ Un buen organizador sabe cómo delegar.
○ -¡Por qué no me dices lo que debo hacer y luego te
echaría toda la culpa a ti!
○ Eso es, sé que voy a morir, pero no como un hecho
sensible y de intensa violencia. Quizás estemos programados, como los animales,
para no saberlo; porque saberlo nos impediría vivir. No importa en lo que se
interese la naturaleza, quiere que vivamos, criemos, poblemos la tierra, nos
perpetuemos… a la naturaleza no le puede importar nada más allá de esto.
Doris Lessing nació en Persia (Irán) en el año 1919 y
falleció en noviembre del 2013. Fue narradora, poeta y ensayista. Cuando tenía
seis años de edad se trasladó a Rhodesia (Zimbabwe) con su familia por
cuestiones laborales. A los quince años se fue de su casa y comenzó a trabajar
y a formarse como autodidacta. A los 36 años se trasladó al Reino Unido. Ya en
Londres publicó en 1950 “Canta la hierba”.
Su obra
abarca más de cincuenta novelas, relatos cortos, poesía, ensayos. Entre sus obras podemos
mencionar: “El cuaderno dorado” (1962), “La buena terrorista” (1985), “El
quinto hijo” (1988), “Bajo mi piel” (1994).
Además publicó obras de ciencia ficción entre el año 1979 y 1983
conocidas como “Canopus en Argus”.
Recibió
numerosos premios entre ellos el Nobel de Literatura en el 2007 porque "supo capturar lo esencial y la épica de
la experiencia femenina, que con escepticismo, fuego y poder visionario ha
sometido a una civilización dividida al escrutinio”
Un dato curioso que encontré
buceando en la red para leer entrevistas y más datos de la autora, es que ella
firmó como Jane Somers, nombre de la protagonista de esta novela de la cual
estamos hablando, y presentó unos escritos que fueron rechazados. Luego ella
reveló su nombre para demostrar que los editores rechazan trabajos, no porque
sean de baja calidad, sino porque su autor no es conocido.
Fuentes: Wikipedia / Nobelprize /
○ “Por lo
general, todos los libros tienen que luchar al principio contra la negatividad
y la indiferencia. La mayoría de mis libros han tenido violentas reacciones
negativas en contra, especialmente los de ciencia-ficción, pero los demás
también”
○ “Bueno, he
estado algunas épocas sin escribir, pero por decisión propia. Una vez me pasé
un año entero sin escribir, a propósito, para ver qué sucedía. Tuve muchos
problemas. Creo que no me sienta bien no
escribir: me pongo de muy mal humor. La escritura te da una especie de
equilibrio”
○ “Hombres y mujeres vivimos en mundos diferentes, no
solo en mi libro, sino en la vida real. Somos gente muy distinta. Es un gran
error negarlo. Somos dos especies que intentan vivir juntas para no sentirse
solas. Así es como lo veo”.
○ “Ni yo soy feminista ni mi prosa es feminista”.
○ Sobre su obra El
Cuaderno dorado dice: “El cuaderno se escribe a partir de fragmentos, que
son los reflejos de un yo dividido que busca integrarse”
○ “Desde mi adolescencia escribía. Nunca romanticé sobre
el hecho de escribir. No creo que haya nada extraordinario en ser escritora.
Quizás el momento más crucial en mi carrera literaria fue cuando decidí irme de
Rodesia, rumbo a Londres, buscando publicar Canta la hierba. Para ello
dejé a mi esposo y a mi familia. Fue algo muy doloroso, pero quedarme en
Rodesia era quedarme en el limbo.”.
○ “Hoy más que nunca, el territorio de la novela es el
más diverso espacio de la lengua, de la cultura y de la historia”.
○ “Cuando los críticos se empeñan en encontrar rasgos
autobiográficos en mi obra no me parece que estén en el camino equivocado, lo que
sí me parece peligroso es que no se den cuenta de que esos rasgos son comunes a
millones de personas en el mundo, que muchas mujeres buscan lo que yo busqué,
que muchas mujeres huyen de lo que yo me aparté, que el padecimiento del
hartazgo y el aburrimiento no son privativos de Doris Lessing. La única
diferencia que encuentro es que yo he tenido la oportunidad de escribirlo y los
otros de identificarse con esas ideas. Me ruborizo cuando en el algún seminario,
en visitas que realizo a universidades, me presentan como una intelectual. Ser
intelectual es una imagen que no tengo de mí misma”.
○ “Siempre he trabajado muy duro. El trabajo literario no
es menos duro que otros. Salí adelante dedicando el tiempo suficiente para
escribir. Dejé de hacer muchas otras cosas que seguramente me hubieran
interesado o divertido. Una de ellas fue convivir en los ambientes literarios.
No le dediqué tiempo a la vida social. Creo que esa es una de las razones por
las cuales muchos escritores jóvenes no escriben, pasan demasiado tiempo dando
vueltas en los ambientes literarios”.
○ “Usted me pregunta sobre los procesos narrativos, sobre
la cocina de la creación y lo que puedo decirle es que el único procedimiento
literario que me impulso a hacer lo que hice fue la lectura, el propio trabajo
de la escritura y lo fundamental, la experiencia. Toda la sabiduría narrativa
que uno puede tener confluye en la experiencia, no sólo la experiencia que se
adquiere con las vivencias de determinadas situaciones, la cólera o el
aburrimiento sino también aquellas que vienen de la lectura y de otras
experiencias, pueden ser incluso ajenas”.
○ “En lo que pienso es en la experiencia de un personaje,
cómo, en función de lo vivido y lo asimilado, entra en una situación específica
y puede o no manejarla. Eso no pone al personaje ni al margen de la anécdota ni
la anécdota al margen del personaje. Es un todo que fluye si usted quiere
enfrentando problemas con el tiempo, con la causalidad. Pero no, no pienso tan
estructuralmente la composición, dejo al paso de la escritura la solución de
algunos obstáculos que pueden presentarse”.
“Hay críticos que se empeñan en encontrar verdades para
la academia y otros que hacen del ensayo un ejercicio de creación. Esa es la
crítica en la que más creo, en la que apuesta por ser una obra de creación
artística tan intensa como la que puede realizar un escritor de ficción”.
Fuentes: elpais/prodavinci/ las2orillas /excentricaonline/
Aclaración: esta lectura forma parte del reto de Mujeres Nobel de Literatura que vengo siguiendo desde hace poco.
Por: Gabriela Marta Lago
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