miércoles, 18 de diciembre de 2013

Diario de una buena vecina - Doris Lessing









“Diario de una buena vecina” narra la amistad entre varias mujeres centrándose sobre todo en Janna (Jane) Somers y Maudie Fowler. La primera es una mujer profesional, dirige una revista femenina llamada Lilith, es viuda  y ha sufrido la muerte de sus seres queridos como si fuera un tema de agenda. Maudie es una anciana de noventa y dos años que vive sola en una casa en ruinas, que ha sufrido una vida de hambre, maltrato y soledad. La historia transita en los años 70 y está escrita como el diario de Janna, diario que le permite ordenar sus ideas, analizar su vida: “No dejo que mis pensamientos se evaporen, los anoto, los presento, reivindico una visión externa. Es lo que ahora hago. Advierto que, mientras escribo este diario, tengo en cuenta esta mirada observadora”.
         A lo largo de la obra, se recorre el tramo desde las antiguas damas de caridad de clase alta de siglos pasados hasta las Buenas Vecinas, que la autora explica como: “Resulta que el Ayuntamiento emplea a mujeres, por regla general entradas en años, que van a las casas de ancianas a tomar una taza de té, o ver si están bien: no hacen gran cosa, pero las vigilan”.

Doris Lessing nos adentra, por medio del contraste, en una historia profunda, donde la amistad entre mujeres es una constante, la mirada femenina sobre el cuidado de los otros. Además, puede leerse como una crítica a los modelos impuestos al género femenino, al machismo, a las relaciones familiares y matrimoniales.  
El proceso del envejecimiento está tratado de una manera cruda pero sin golpes bajos. Narra con detalles las formas en cómo los ancianos son tratados en nuestra sociedad, abandonados por sus familiares a la espera de que mueran de manera rápida y que los liberen de tener que cuidarlos así como  de la visión de la decrepitud. La autora pone al descubierto la trama de los profesionales que sostienen la vejez como los trabajadores sociales, personal contratado por el gobierno para acompañarlos en sus casas, enfermeras, médicos. Expone la crueldad de apartar de la red familiar a quienes están en sus últimos años de vida, para morir, como se muere en nuestra sociedad, en la soledad de una camilla, entre las paredes asépticas de los hospitales, ya olvidados, casi enterrados.
Me fue imposible no relacionar el padecimiento de los ancianos con el de familiares queridos;  la forma como describe las imposibilidades de ir al baño, de higienizarse, de poner comida en un plato, se me hizo vívida. La autora narra de manera tal que uno observa una película, describe los detalles justos, coloca el lente en ciertos aspectos que nos permiten entrar directamente en la vida de todas esas mujeres que sufren, incluso anticipadamente, la soledad de la vejez y el abandono.










   Todo cuando sé es que ahora lo veo de una manera distinta a como lo veía mientras lo estaba viviendo.

 Ahora sé que no me preguntaba cómo era, sino cómo se me juzgaba.

○ Una de las cosas que pienso es que si perdiera mi empleo, no me quedaría mucha vida propia.

 -Eso es lo más importante –dijo-, aprender. Es lo que hace la diferencia entre una persona y nada. Eso y una casa propia para vivir.

 ¿Juzgaremos a la gente por sus maravillosos pensamientos?

○ Cuánto errores cometo cuando intento hacer lo que está bien.

○ Advierto que uno se acostumbra a todo.


○ La razón por la cual las chicas de hoy se unen en rebaños, mandas y tropeles y pasan de los hombres totalmente, o en la medida de sus posibilidades, es porque temen…ese poder, o lo que sea, que tienen los hombres.

○ Hay mucho que decir a favor de un corazón helado.

○ No, es una enfermedad nacional. Está por doquier, como una plaga. Reuniones, charlas, es la manera de no hacer nada. Es su vida social. Son gente que está sola, la mayoría, sin adecuadas salidas sociales. Por tanto, reuniones.

○ La soledad, aquel gran don, depende de la salud, o de una aproximación a la salud.

○ El tiempo no espera a nadie.

○ Un buen organizador sabe cómo delegar.

○ -¡Por qué no me dices lo que debo hacer y luego te echaría toda la culpa a ti!

○ Eso es, sé que voy a morir, pero no como un hecho sensible y de intensa violencia. Quizás estemos programados, como los animales, para no saberlo; porque saberlo nos impediría vivir. No importa en lo que se interese la naturaleza, quiere que vivamos, criemos, poblemos la tierra, nos perpetuemos… a la naturaleza no le puede importar nada más allá de esto.







Doris Lessing nació en Persia (Irán) en el año 1919 y falleció en noviembre del 2013. Fue narradora, poeta y ensayista. Cuando tenía seis años de edad se trasladó a Rhodesia (Zimbabwe) con su familia por cuestiones laborales. A los quince años se fue de su casa y comenzó a trabajar y a formarse como autodidacta. A los 36 años se trasladó al Reino Unido. Ya en Londres publicó en 1950 “Canta la hierba”.  
         Su obra abarca más de cincuenta novelas, relatos cortos,  poesía, ensayos. Entre sus obras podemos mencionar: “El cuaderno dorado” (1962), “La buena terrorista” (1985), “El quinto hijo” (1988), “Bajo mi piel” (1994).  Además publicó obras de ciencia ficción entre el año 1979 y 1983 conocidas como “Canopus en Argus”.
         Recibió numerosos premios entre ellos el Nobel de Literatura en el 2007 porque  "supo capturar lo esencial y la épica de la experiencia femenina, que con escepticismo, fuego y poder visionario ha sometido a una civilización dividida al escrutinio”


Un dato curioso que encontré buceando en la red para leer entrevistas y más datos de la autora, es que ella firmó como Jane Somers, nombre de la protagonista de esta novela de la cual estamos hablando, y presentó unos escritos que fueron rechazados. Luego ella reveló su nombre para demostrar que los editores rechazan trabajos, no porque sean de baja calidad, sino porque su autor no es conocido.


Fuentes: Wikipedia / Nobelprize /








  “Por lo general, todos los libros tienen que luchar al principio contra la negatividad y la indiferencia. La mayoría de mis libros han tenido violentas reacciones negativas en contra, especialmente los de ciencia-ficción, pero los demás también”

 “Bueno, he estado algunas épocas sin escribir, pero por decisión propia. Una vez me pasé un año entero sin escribir, a propósito, para ver qué sucedía. Tuve muchos problemas. Creo que no  me sienta bien no escribir: me pongo de muy mal humor. La escritura te da una especie de equilibrio”

○ “Hombres y mujeres vivimos en mundos diferentes, no solo en mi libro, sino en la vida real. Somos gente muy distinta. Es un gran error negarlo. Somos dos especies que intentan vivir juntas para no sentirse solas. Así es como lo veo”.

○ “Ni yo soy feminista ni mi prosa es feminista”.

○ Sobre su obra El Cuaderno dorado dice: “El cuaderno se escribe a partir de fragmentos, que son los reflejos de un yo dividido que busca integrarse”

○ “Desde mi adolescencia escribía. Nunca romanticé sobre el hecho de escribir. No creo que haya nada extraordinario en ser escritora. Quizás el momento más crucial en mi carrera literaria fue cuando decidí irme de Rodesia, rumbo a Londres, buscando publicar Canta la hierba. Para ello dejé a mi esposo y a mi familia. Fue algo muy doloroso, pero quedarme en Rodesia era quedarme en el limbo.”.

○ “Hoy más que nunca, el territorio de la novela es el más diverso espacio de la lengua, de la cultura y de la historia”.

○ “Cuando los críticos se empeñan en encontrar rasgos autobiográficos en mi obra no me parece que estén en el camino equivocado, lo que sí me parece peligroso es que no se den cuenta de que esos rasgos son comunes a millones de personas en el mundo, que muchas mujeres buscan lo que yo busqué, que muchas mujeres huyen de lo que yo me aparté, que el padecimiento del hartazgo y el aburrimiento no son privativos de Doris Lessing. La única diferencia que encuentro es que yo he tenido la oportunidad de escribirlo y los otros de identificarse con esas ideas. Me ruborizo cuando en el algún seminario, en visitas que realizo a universidades, me presentan como una intelectual. Ser intelectual es una imagen que no tengo de mí misma”.

○ “Siempre he trabajado muy duro. El trabajo literario no es menos duro que otros. Salí adelante dedicando el tiempo suficiente para escribir. Dejé de hacer muchas otras cosas que seguramente me hubieran interesado o divertido. Una de ellas fue convivir en los ambientes literarios. No le dediqué tiempo a la vida social. Creo que esa es una de las razones por las cuales muchos escritores jóvenes no escriben, pasan demasiado tiempo dando vueltas en los ambientes literarios”.

○ “Usted me pregunta sobre los procesos narrativos, sobre la cocina de la creación y lo que puedo decirle es que el único procedimiento literario que me impulso a hacer lo que hice fue la lectura, el propio trabajo de la escritura y lo fundamental, la experiencia. Toda la sabiduría narrativa que uno puede tener confluye en la experiencia, no sólo la experiencia que se adquiere con las vivencias de determinadas situaciones, la cólera o el aburrimiento sino también aquellas que vienen de la lectura y de otras experiencias, pueden ser incluso ajenas”.

○ “En lo que pienso es en la experiencia de un personaje, cómo, en función de lo vivido y lo asimilado, entra en una situación específica y puede o no manejarla. Eso no pone al personaje ni al margen de la anécdota ni la anécdota al margen del personaje. Es un todo que fluye si usted quiere enfrentando problemas con el tiempo, con la causalidad. Pero no, no pienso tan estructuralmente la composición, dejo al paso de la escritura la solución de algunos obstáculos que pueden presentarse”.

“Hay críticos que se empeñan en encontrar verdades para la academia y otros que hacen del ensayo un ejercicio de creación. Esa es la crítica en la que más creo, en la que apuesta por ser una obra de creación artística tan intensa como la que puede realizar un escritor de ficción”.



Aclaración: esta lectura forma parte del reto de Mujeres Nobel de Literatura que vengo siguiendo desde hace poco.



 Por: Gabriela Marta Lago


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bobblehead Bunny