Me decidí a leer el libro cuando lo vi en la librería, en
el sector infantil de Rayuela, y era el
último ejemplar. Desde hacía rato que lo tenía en la mira, cuando estaba
leyendo “La tierra baldía”, obra del mismo autor. Me llamaba la atención que
alguien que escribió un libro como “La tierra baldía”, de una complejidad
apabullante, al menos para mí, escribiese un libro de poemas sobre gatos. No me arrepiento de haberlo comprado. Me
gustó mucho, ilustraciones incluidas, y me recordó a todos mis gatos, a los más
de quince que ya tuve. Este post va dedicado a ellos y a los dos que hoy forman
mi familia: Theito San y Melina Chichi.
Quien guste de tener gatos como
mascotas reconocerá a su gato en algunos de los gatos de Eliot: divertidos,
holgazanes, aventureros, traviesos. Cada gato tiene una personalidad como los
humanos: “Si te fijas bien, los gatos son tan cambiantes como los humanos”. Además,
no hay que restar importancia al nombre
con que se reconoce a un gato. Un gato debe tener un nombre especial, o mejor
dicho tres nombres: un nombre cotidiano, un nombre refinado y el último, el que
sólo el gato lo sabe. Si alguien duda de qué nombre ponerle a su gato, que lea
el siguiente poema del libro, “Como ponerle nombre a un gato”
Ponerle nombre a un
gato es algo complicado,
no crean que es un
mero pasatiempo;
tal vez crean que
estoy algo chiflado
proponiendo tres
nombres diferentes.
Primero, está el
apodo usado a diario:
tal como Pedro,
Augusto, Alonso o Santiago,
Víctor, Jonatan,
Jorge o Guillermo,
nombres que
resultan sensatos y cuerdos.
Si quieren, hay
otros aún más refinados:
Platón, Admito,
Electra, Démeter,
nombres comunes y
bastantes discretos.
Pero insisto en que
un gato debe tener
un nombre exclusivo
en su haber;
uno que se único y
más decoroso;
de otro modo, ¿cómo
caminar airoso?
¿O alardear de sus
bigotes o sentirse orgullos?
Nombres como éstos
propongo nos cuantos:
Munkunstrap, Cuaxo
o Coricopato,
O Bombalurina o
Jellylubón,
Apelativos que no
tienen comparación.
Pero hay otro
nombre aún más significativo;
un apelativo que
jamás predeciremos,
uno que nunca,
nunca descubrieremos,
y que sólo el gato
conoce
y jamás confesará.
Cuando adviertan a
un gato meditando
les aseguro que el
motivo es siempre el mismo:
su mente está
entregada a la contemplación más absoluta
de la idea
inexpresable de su nombre.
Su inefable,
insuperable,
Incalificable,
oportuno,
Profundo e
inescrutable,
Nombre gatuno.
Quizás
algunos hayan visto el musical Cats de Andrew Lloyd Webber, inspirado en este
libro de Eliot que estamos comentando.
Los poemas
que integran la obra fueron escritos para los ahijados de Eliot y fueron publicados en 1939 ilustrado por el
propio autor. Parece que también había escrito otros poemas dirigidos al
público infantil pero dedicados a las
vacas.
Lo que no
me ha convencido del todo es la traducción que imagino será de lo más
complicada ya que los versos de Eliot tienen una cadencia muy cuidada. Quizás,
no lo sé ya que no soy traductora, es difícil lograr la cadencia original al
traducirla al español. En la traducción la rima aparece en algunos versos y en
otros no, lo que produce una lectura dificultosa ya que uno avanza con un ritmo
muy musical rimado y de repente, aparece un verso sin rimar o de otra métrica
que corta el ritmo. Por suerte la versión que estoy comentando, editada en el
2013 (véase datos bibliográficos al fin del post) es bilingüe y puedo volver sobre la obra
original.
LOS GATOS
HABILIDOSOS DE LA JAMÁS
VIEJA GABY
Mi gato Theo es aventurero, efusivo, cariñoso, muy
caprichoso y un latín lover. Vive esperando a su amor definitivo. Se posa en el
muro y desde allá comienza a cantar a viva voz hasta quedarse ronco. Toma agua
a litros y come sin levantar la cabeza hasta bajarse el plato entero de comida
casi sin respirar. Tiene un pequeño defecto: no es muy aseado y su pelo se
torna duro como un puercoespín. Ama dormir en el sillón y que lo sostengan en
brazos como a un bebé, su forma favorita
de dormir. Theito San fue abandonado en
estado deplorable, muy pequeño, dejado en una calle céntrica de la ciudad. Él
me adoptó saltando por el ventanuco del baño y cayendo justito adentro de un
balde. Luego, dio unas vueltas por la casa, comió hasta reventar quitándole la
comida a Melina Chichi, se acostó en el sillón, y durmió durante un día. Jamás
lloró extrañando a nadie. Ahí supe que me había adoptado como su ser humano
favorito en el mundo.
Melina Chichi es tímida, calladita, no le gustan los
sonidos altos. Camina con pasitos cortitos pero con gran agilidad. A veces,
corre y las patas van tan rápido que apenas se le ven. Le gusta dormir sobre la
mesa, entre las macetas, en el regazo. Cada tanto, cambia su sitio favorito
porque no gusta de los aburrimientos y menos de las rutinas. Ahora duerme en
una silla que nadie puede tocar. Si yo me siento en la silla, ella comienza una
protesta: salta por la mesa, salta por la mesada de la cocina, me salta por la
espalda. Es su manera de decirme salí ya mismo de mi silla que sin ella no
puedo dormir y no ves como me altero. Melina Chichi come despacito un poquito y
se va a dormir. Cuando vuelve, Theo San se bajó su plato. Entonces Melina Chichi espera a que su plato se llene
por arte de magia, sentándose al costado y dormitando con la cabeza baja. Melina
Chichi tiene el privilegio de dormir en mi cama por ser la gata que llegó primero. En
realidad, no duerme sobre la cama sino sobre la espalda de quien escribe haciéndole
un masaje estresante de uñas filosas como agujas. Melina Chichi hace casi 12
años que está conmigo. Aún recuerdo que iba de camino a tomar el colectivo para
ir al centro de la ciudad cuando se me cayó el piercing que llevaba en la
nariz. Me agaché a buscarlo, el arito me había salido carísimo porque era de
esos que no producen alergia, y ahí
Melina Chichi, que estaba camuflada en una zanja y tendría un mes de vida, flaca
como transparente, pura cabeza, comenzó a gritar, cola parada como antena, y se
me subió a mi pie, su manera de decirme: sin mí no te vas ahora si tengo hambre
será tu culpa.
¿Y cómo son tus gatos? ¿Cuál
creés que es su nombre inefable, insuperable, incalificable, oportuno, profundo
e inescrutable nombre gatuno?
EL AUTOR
Thomas Stearns Eliot nació en Missouri (Estados
Unidos) en 1888 y murió en Londres
(Reino Unido) en 1965. Fue poeta, crítico, ensayista y dramaturgo. Es uno de
los poetas más importantes de la lengua inglesa. En 1948 recibió el premio Nóbel
de Literatura.
Comenzó a
escribir sus poemas a los 14 años. Estudió en la Universidad de Harvard
literatura, griego, historia del arte, entre otros. Se doctoró en filosofía en
1911. En Inglaterra conoció a Ezra Pound con quien mantendrá una profunda
amistad.
Durante su
vida trabajó en revistas, en un banco, como profesor, como directivo de una
editorial.
Algunas
obras: “La tierra baldía” (1922), “Los hombres huecos” (1925), “Asesinato en la
catedral” (1935), “El libro de los gatos
habilidosos” (1939), “Cuatro cuartetos”
(1943), entre otros.
EL ILUSTRADOR
Las ilustraciones preciosas son de Yang Hye-won.
CITA BIBLIOGRÁFICA
Título: Los gatos habilidosos del viejo Possum
Autor: Thomas Stearns Eliot
Ilustraciones: Yang Hye-wom
Año: 2013
Editorial: Unaluna
Páginas: 89
Por: Gabriela Marta Lago
Hola. Si no te convence la traducción, hay una muy buena de Regla Ortiz en la editorial Pre-Textos de Valencia (España), que por cierto incluye los quince poemas completos de esta colección y también es edición bilingüe. No tiene ilustraciones, pero los poemas están muy bien traducidos. Un saludo.
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