lunes, 9 de diciembre de 2013

Los gatos habilidosos del viejo Possum. Thomas S. Eliot







Me decidí a leer el libro cuando lo vi en la librería, en el sector infantil de Rayuela,  y era el último ejemplar. Desde hacía rato que lo tenía en la mira, cuando estaba leyendo “La tierra baldía”, obra del mismo autor. Me llamaba la atención que alguien que escribió un libro como “La tierra baldía”, de una complejidad apabullante, al menos para mí, escribiese un libro de poemas sobre gatos.  No me arrepiento de haberlo comprado. Me gustó mucho, ilustraciones incluidas, y me recordó a todos mis gatos, a los más de quince que ya tuve. Este post va dedicado a ellos y a los dos que hoy forman mi familia: Theito San y Melina Chichi.

Quien guste de tener gatos como mascotas reconocerá a su gato en algunos de los gatos de Eliot: divertidos, holgazanes, aventureros, traviesos. Cada gato tiene una personalidad como los humanos: “Si te fijas bien, los gatos son tan cambiantes como los humanos”. Además, no hay que restar importancia al  nombre con que se reconoce a un gato. Un gato debe tener un nombre especial, o mejor dicho tres nombres: un nombre cotidiano, un nombre refinado y el último, el que sólo el gato lo sabe. Si alguien duda de qué nombre ponerle a su gato, que lea el siguiente poema del libro, “Como ponerle nombre a un gato”



Ponerle nombre a un gato es algo complicado,
no crean que es un mero pasatiempo;
tal vez crean que estoy algo chiflado
proponiendo tres nombres diferentes.
Primero, está el apodo usado a diario:
tal como Pedro, Augusto, Alonso o Santiago,
Víctor, Jonatan, Jorge o Guillermo,
nombres que resultan sensatos y cuerdos.
Si quieren, hay otros aún más refinados:
Platón, Admito, Electra, Démeter,
nombres comunes y bastantes discretos.
Pero insisto en que un gato debe tener
un nombre exclusivo en su haber;
uno que se único y más decoroso;
de otro modo, ¿cómo caminar airoso?
¿O alardear de sus bigotes o sentirse orgullos?
Nombres como éstos propongo nos cuantos:
Munkunstrap, Cuaxo o Coricopato,
O Bombalurina o Jellylubón,
Apelativos que no tienen comparación.
Pero hay otro nombre aún más significativo;
un apelativo que jamás predeciremos,
uno que nunca, nunca descubrieremos,
y que sólo el gato conoce
y jamás confesará.
Cuando adviertan a un gato meditando
les aseguro que el motivo es siempre el mismo:
su mente está entregada a la contemplación más absoluta
de la idea inexpresable de su nombre.
Su inefable, insuperable,
Incalificable, oportuno,
Profundo e inescrutable,
Nombre gatuno.


         Quizás algunos hayan visto el musical Cats de Andrew Lloyd Webber, inspirado en este libro de Eliot que estamos comentando.
         Los poemas que integran la obra fueron escritos para los ahijados de Eliot y  fueron publicados en 1939 ilustrado por el propio autor. Parece que también había escrito otros poemas dirigidos al público infantil pero dedicados a las  vacas.
         Lo que no me ha convencido del todo es la traducción que imagino será de lo más complicada ya que los versos de Eliot tienen una cadencia muy cuidada. Quizás, no lo sé ya que no soy traductora, es difícil lograr la cadencia original al traducirla al español. En la traducción la rima aparece en algunos versos y en otros no, lo que produce una lectura dificultosa ya que uno avanza con un ritmo muy musical rimado y de repente, aparece un verso sin rimar o de otra métrica que corta el ritmo. Por suerte la versión que estoy comentando, editada en el 2013 (véase datos bibliográficos al fin del post)  es bilingüe y puedo volver sobre la obra original.



LOS GATOS HABILIDOSOS DE LA JAMÁS VIEJA GABY



Mi gato Theo es aventurero, efusivo, cariñoso, muy caprichoso y un latín lover. Vive esperando a su amor definitivo. Se posa en el muro y desde allá comienza a cantar a viva voz hasta quedarse ronco. Toma agua a litros y come sin levantar la cabeza hasta bajarse el plato entero de comida casi sin respirar. Tiene un pequeño defecto: no es muy aseado y su pelo se torna duro como un puercoespín. Ama dormir en el sillón y que lo sostengan en brazos como a  un bebé, su forma favorita de dormir.  Theito San fue abandonado en estado deplorable, muy pequeño, dejado en una calle céntrica de la ciudad. Él me adoptó saltando por el ventanuco del baño y cayendo justito adentro de un balde. Luego, dio unas vueltas por la casa, comió hasta reventar quitándole la comida a Melina Chichi, se acostó en el sillón, y durmió durante un día. Jamás lloró extrañando a nadie. Ahí supe que me había adoptado como su ser humano favorito en el mundo.




Melina Chichi es tímida, calladita, no le gustan los sonidos altos. Camina con pasitos cortitos pero con gran agilidad. A veces, corre y las patas van tan rápido que apenas se le ven. Le gusta dormir sobre la mesa, entre las macetas, en el regazo. Cada tanto, cambia su sitio favorito porque no gusta de los aburrimientos y menos de las rutinas. Ahora duerme en una silla que nadie puede tocar. Si yo me siento en la silla, ella comienza una protesta: salta por la mesa, salta por la mesada de la cocina, me salta por la espalda. Es su manera de decirme salí ya mismo de mi silla que sin ella no puedo dormir y no ves como me altero. Melina Chichi come despacito un poquito y se va a dormir. Cuando vuelve, Theo San se bajó su plato. Entonces  Melina Chichi espera a que su plato se llene por arte de magia, sentándose al costado y dormitando con la cabeza baja. Melina Chichi tiene el privilegio de dormir en mi  cama por ser la gata que llegó primero. En realidad, no duerme sobre la cama sino sobre la espalda de quien escribe haciéndole un masaje estresante de uñas filosas como agujas. Melina Chichi hace casi 12 años que está conmigo. Aún recuerdo que iba de camino a tomar el colectivo para ir al centro de la ciudad cuando se me cayó el piercing que llevaba en la nariz. Me agaché a buscarlo, el arito me había salido carísimo porque era de esos que no producen alergia,  y ahí Melina Chichi, que estaba camuflada en una zanja y tendría un mes de vida, flaca como transparente, pura cabeza, comenzó a gritar, cola parada como antena, y se me subió a mi pie, su manera de decirme: sin mí no te vas ahora si tengo hambre será tu culpa.
¿Y cómo son tus gatos? ¿Cuál creés que es su nombre inefable, insuperable, incalificable, oportuno, profundo e inescrutable nombre gatuno?



EL AUTOR


Thomas Stearns Eliot nació en Missouri (Estados Unidos)  en 1888 y murió en Londres (Reino Unido) en 1965. Fue poeta, crítico, ensayista y dramaturgo. Es uno de los poetas más importantes de la lengua inglesa. En 1948 recibió el premio Nóbel de Literatura.
         Comenzó a escribir sus poemas a los 14 años. Estudió en la Universidad de Harvard literatura, griego, historia del arte, entre otros. Se doctoró en filosofía en 1911. En Inglaterra conoció a Ezra Pound con quien mantendrá una profunda amistad.
         Durante su vida trabajó en revistas, en un banco, como profesor, como directivo de una editorial.
         Algunas obras: “La tierra baldía” (1922), “Los hombres huecos” (1925), “Asesinato en la catedral” (1935),  “El libro de los gatos habilidosos” (1939),  “Cuatro cuartetos” (1943), entre otros.


EL ILUSTRADOR

Las ilustraciones preciosas son de Yang Hye-won.






CITA BIBLIOGRÁFICA


Título: Los gatos habilidosos del viejo Possum
Autor: Thomas Stearns Eliot
Ilustraciones: Yang Hye-wom
Año: 2013
Editorial: Unaluna
Páginas: 89







Por: Gabriela Marta Lago

1 comentario:

  1. Hola. Si no te convence la traducción, hay una muy buena de Regla Ortiz en la editorial Pre-Textos de Valencia (España), que por cierto incluye los quince poemas completos de esta colección y también es edición bilingüe. No tiene ilustraciones, pero los poemas están muy bien traducidos. Un saludo.

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